Síntomas frecuentes

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la presencia de diversos síntomas, tanto MOTORES como NO MOTORES. Es muy importante destacar que aunque hay ciertas manifestaciones de la enfermedad que suelen ser frecuentes no siempre se presentan en todos los pacientes ni siempre evolucionan de la misma forma.

Actualmente se han clasificado estos cuatro síntomas típicos para diagnosticar a una persona de Parkinson, aunque como decimos no tienen porqué presentarse todos en un mismo paciente:

SÍNTOMAS MOTORES

TEMBLOR EN REPOSO

Está presente en alrededor de un 70% de los pacientes y se presenta principalmente en reposo, desapareciendo cuando se adopta una postura o se ejecuta una acción. Suele afectar a las extremidades superiores en mayor medida aunque también a las extremidades inferiores, labios, lengua, mentón, etc. Este síntoma empeora con el cansancio, la ansiedad y algunos fármacos y puede variar a lo largo del día en intensidad y amplitud. Destacamos que no todas las personas que presentan temblor padecen Parkinson.
 

LENTITUD DE MOVIMIENTOS (BRADICINESIA)

Se manifiesta en las fases iniciales de la enfermedad y en actividades que requieren cierta habilidad o precisión como escribir, por ejemplo. Puede hacerse más evidente a medida que avanza la enfermedad e incluso aparecer en actividades de menos precisión como abrocharse un botón. En fases más avanzadas de la enfermedad puede presentarse la “acinesia” que es la incapacidad para iniciar un movimiento preciso e incluso la pérdida del movimiento automático.

Otra manifestación de la bradicinesia es la “marcha parkinsoniana”, que se caracteriza por ser una marcha lenta, a pasos cortos, arrastrando los pies y con disminución o ausencia de braceo al caminar.

 

RIGIDEZ O AUMENTO DEL TONO MUSCULAR

Significa que los músculos están tensos durante largos periodos de tiempo y no pueden relajarse completamente. Debido a esta rigidez, se pueden producir los siguientes problemas:

Reducción de la amplitud de movimientos

Dificultad para moverse al girarse en la cama, al levantarse de la silla o alcanzar un objeto

Dolores musculares en la zona del cuello, espalda y extremidades, en las que suelen aparecer calambres

Disminución de la expresividad facial y dificultad para gesticular y manifestar emociones con la cara

 

TRASTORNOS POSTURALES

Pueden aparecer al inicio de la enfermedad, pero lo habitual es que aparezcan en fases más avanzadas. Esta postura tiende a la flexión del tronco, de la cabeza y de las cuatro extremidades. Pueden presentarse bloqueos de la marcha con pasos pequeños sin apenas desplazamiento y con una importante inestabilidad al girar. Estos trastornos aumentan en los lugares estrechos, como los pasillos y mejoran en los amplios y poco concurridos.

Como decíamos, todos estos síntomas no siempre se presentan juntos, pero puede darse cualquier combinación. La asociación de dos o más de estos síntomas se denomina parkinsonismo.

 

 

SÍNTOMAS NO MOTORES

Este tipo de síntomas son menos conocidos pero también pueden llegar a provocar grandes interferencias en el día a día de los pacientes, entre otros podemos destacar:

Cambios en el tono de voz, que se vuelve más débil

Ansiedad, depresión y disminución de la libido

Trastornos del sueño, como insomnio, fragmentación del sueño o sueños vívidos

Estreñimiento y aumento de la sudoración

Eczema seborreico en la cara o en el cuero cabelludo

Disminución del sentido del olfato

Trastornos de pensamiento y memoria, teniendo lentitud en el pensamiento o cambios en su razonamiento o concentración. Algunos pacientes pueden padecer deterioro cognitivo sobre todo en fases más avanzadas de la enfermedad

Trastornos del control de impulsos, como la hipersexualidad, ludopatía, compras compulsivas, etc.

 

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