Evolución

El Parkinson es una patología crónica y evolutiva. La velocidad de progresión de la enfermedad es muy variable de un paciente a otro, aunque con la medicación antiparkinsoniana adaptada a cada caso y las terapias de rehabilitación complementarias, se puede frenar el ritmo de avance y la intensidad de los síntomas razonablemente.

La calidad de vida de las personas que padecen Parkinson puede ser satisfactoria durante muchos años. En general, las formas rígido-acinéticas son más molestas y menos controlables que las formas temblorosas del Parkinson.

La ESCALA DE HOEHN Y YAHR establece  5 niveles de progresión de la enfermedad de Parkinson. Debemos tener en cuenta que no todos los pacientes que la sufren van a evolucionar hasta los últimos niveles:

Estadío 1: Síntomas leves, afectan solo a una mitad del cuerpo.

Estadío 2: Síntomas ya bilaterales, sin trastorno del equilibrio.

Estadío 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente es físicamente independiente.

Estadío 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede llegar a andar o estar de pie sin ayuda.

Estadío 5: Necesita ayuda para todo. Pasa el tiempo sentado o en la cama.

Sólo el 15% de los afectados/as de Parkinson llega a padecer un deterioro motor tan grave como para que dependa totalmente de otra persona para hacer cualquier actividad.

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